domingo, 20 de enero de 2013

Gotas de Idea


Es extraña la mente humana. Aunque esto sólo puede ser considerado bajo parámetros humanos. Mi mente es extraña para mi misma; aunque no sé si le resultase bizarra a otra criatura, viva…o no. Pensamientos arbitrarios cruzan mi mente. De todos, quiero hacer una historia; transformarlos. Agarrar un hilo y otro, y de la gran madeja, hilar algo congruente. Nunca dejo de pensar. No puedo. Es una obsesión. Pienso en la ducha; en el baño, en la cocina, en el auto, en las conversaciones, en los cafés, en el trabajo, en las películas, en las reuniones familiares, en las fiestas, en las escaleras, en los viajes…en sueños. 

Y esto no es una forma de autocomplacencia. No es una patética excusa para jactarme de lo pensadora que soy. Al contrario. Pienso porque no comprendo. La confusión, la incomprensión y la curiosidad me llevan a pensar…y pensar, y pensar. Me ocupo y me preocupo. Y, de alguna manera, me “post-ocupo”. A veces tengo el temor irracional de que todos esos pensamientos pasan, intrascendentes. Viven y mueren solitarios. But then again, so do we… 

A menos de que exista un mundo de la ideas, como decía Platón. Quizás, allá viven. En algún lugar, más allá de mi cabeza. Porque, ¡qué lugar tan abarrotado es mi cabeza! No creo que tengan mucho espacio allí dentro. Ahí, donde conversaciones enteras ocurren; las voces de los personajes de la infancia, del temor, del deseo, de la esperanza, del cinismo, de la ingenuidad, de la imaginación, de todas y cada una de esas estrellas en el firmamento de la mente. 

Ahora que lo pienso, la mente humana es muy parecida a la bóveda celeste de una ciudad iluminada. Son escasas las estrellas que podemos atisbar. Son contadas las constelaciones que podemos apreciar, y más aún, comprender. Y en la oscuridad, opacadas por una luz artificial, quedan todos los demás cuerpos cósmicos. Tan incompleto es nuestro conocimiento sobre las “cosas”, la “realidad”, el mundo, el conocimiento en sí, y por supuesto, nosotros mismos. 

Son sólo algunos los que se aventuran a tomar un telescopio e intentar ver más allá. Pero los pensamientos que estos valientes seres pueden llegar a tener, son tan frágiles, intangibles e inmateriales, que pueden irse, tan rápido como los impulsos eléctricos que los generaron. Algunos quedan en palabras habladas, o en papel, o piedra – o en un archivo digital. Mas, ¿qué es lo que queda ahí? ¿A qué porcentaje equivalen, de la idea principal? Nuestro lenguaje escrito es quizás incapaz de transmitir todo lo que representa un pensamiento, una idea. 

¡Cuánto se pierde en el proceso del lenguaje! Todo, y nada, a la vez. Porque de alguna manera el pensamiento vive, existe, en esos símbolos fonéticos llamados letras. Pero su existencia queda irremediablemente parcial, quebrada, fragmentada… incompleta. Entonces, pienso que las ideas sí deben existir en algún “lugar”… Porque se parecen enormemente a los humanos. Y nosotros existimos… ¿Cierto?

2 comentarios:

  1. El pensamiento humano,expresado en ideas,reflexiones,emociones,es un proceso creativo e implacable de nuestra propia concepción y percepción de lo que somos,pensamos y hacemos,lo fundamental, resultar congruente en las tres facetas anteriormente indicadas. Llevar las ideas,a plenutud y expresarlas palabra por palabra, hasta conformar un conjunto de ideas y percepciones del entorno social, expresado en una tesis,ensayo,estudio, y quizás algo más creativo todavia, un libro. Aunque las transformaciones sociales,son incesantes,lo único y quizás útil, es la palabra escrita plasmada la que perdurará en el tiempo y espacio,aún después de nuestra ausencia,e invitación y motivación a otros a continuar nuestra idea,acorde con las circunstancias que imperen en un momento y lugar determinado.

    Bonitas reflexiones expresadas en gotas de ideas...

    Lic. César Ulises Soto Bretzfelder.

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  2. Y sin embargo, aún creo que las ideas deben, de algún modo, trascender por sí mismas, sin siquiera llegar al papel o a la palabra. Es lindo fantasear con ello. ¡Gracias por el comentario!

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